Los delitos ambientales, como la minería y la tala ilegal, son el tercer tipo de actividad criminal más grande en el mundo y generan hasta 281 mil millones de dólares en ganancias cada año. Existe una percepción generalizada de que los delitos ambientales son delitos de “bajo riesgo y alta recompensa”. El Grupo de Acción Financiera Internacional, así como expertos en Estados Unidos y América Latina, han afirmado que existen serios desafíos legales, de intercambio de información y de capacidad que dificultan la investigación y el procesamiento de estos delitos. El secreto financiero –que los delincuentes ambientales utilizan para ocultar su identidad, facilitar sus operaciones y lavar el producto del crimen– no es una parte pequeña de esa ecuación.
Los Estados Unidos, como la economía más grande del mundo y el principal proveedor del secreto financiero, tiene un papel crucial que desempeñar al negar refugio financiero seguro a delincuentes que degradaron el Amazonas. Los más de 100 miembros de la Coalición FACT, incluidas destacadas organizaciones ambientales, abogan por políticas para combatir los impactos dañinos de las prácticas financieras corruptas.
El nuevo informe de FACT se basa en entrevistas con activistas locales y regionales, líderes indígenas, expertos en lucha contra el lavado de dinero y funcionarios gubernamentales en Perú, Colombia y los Estados Unidos para mostrar cómo el secreto financiero contribuye a facilitar estos delitos. El informe expondrá una agenda integral de reformas de Estados Unidos.
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